¿Qué es Canelis?

Inicios

Durante más de 10 años asistí a perros cuando los encontraba hambrientos, perdidos, lastimados, abandonados. Hasta que en el 2021 durante un proceso íntimo de decisiones difíciles y reescritura de creencias, decidí entregarme con más disponibilidad de tiempo y recursos a los perros desamparados.

Al cabo de decenas de casos y en pocos meses había gastado todos los ahorros que tenía (suponía que para comprar una casa), dejando en cero una cuenta de banco que me pertenecía a medias. 

Luego vinieron todas las deudas posibles. La peor, 8 meses de alquiler que me dejaron al borde del desalojo, con toda la angustia que una situación de esta naturaleza desata. Sin plata, ni ahorros, ni trabajo estable apareció Canela. 

¿Por qué hago esto? 
Encontré a Canela a 5 minutos de mi casa, sentada en la vereda, a la sombra, con signos de una herida importante en el cuello, manchada de sangre, decaída. Resultó ser la perra del dueño de un bar que estaba a pocos metros de donde Canela pasaba el rato. Voy a omitir detalles del intercambio que tuve con esta persona, opiniones y quejas. Lo cierto es que la herida era de tal magnitud que podía verse su mandíbula y el desgarro de su piel empezaba en el hocico y se extendía por varios centímetros hasta el cuello. Supuestamente a causa de una pelea.

Estaba infectada, abierta, dolorida, pero yo no tenía plata para pagar los miles de pesos que costaba su operación, ni recuperación, ni sus medicamentos, ni su alojamiento. No podía cubrir nada de lo que ella necesitaba.

A través de una "rescatista" otra persona donó el monto exacto de su operación. Los medicamentos los pagué con tarjeta de crédito. Una mujer de San José aceptó recibirla ese mismo día para hacerse cargo no solo de alojarla, sino también de todos sus cuidados y curaciones.

El día "C"
Cuando llegué a mi casa después de más de 10 horas de travesía, me dejé caer en el sillón del living para llorar como pocas veces en mi vida. Frustrado, enojado, triste y apenas aliviado porque después de todo Canela estaba viva.

Ese día terminé de entender que mi vida confirmaba su propósito, un sentido más allá de cualquier logro personal, profesional, económico. Que el éxito es irrepetible lejos de las fórmulas de Instagram, que la felicidad se amplía dando sin esperar devoluciones y que los perros me habían vuelto a salvar, haciéndome creer que era yo el que los salvaba a ellos.

Ese día entendí que necesitaba hacer dinero extra para que ninguna Canela dependiera de donaciones, para alejarme de las deudas, para fundar un lugar donde cualquier perro sin restricciones de ningún tipo pudiera ser recibido, rehabilitado y devuelto a una familia que lo merezca. Ese día y en homenaje a su diminutivo afectuoso nació Canelis. 

Una marca con propósito que dedica el 100% de los ingresos que genera a partir de la venta de productos de uso canelístico, a rehabilitar tantos perros como sea posible. 

Mi día a día
Comederos, buzos, remeras, camas, colchones, y otros productos que están en camino son diseñados, probados y producidos en Uruguay como homenaje a la resiliencia de perros sobrevivientes que hoy son parte de mi manada.

Mientras tanto, trabajo y llevo una rutina que a veces me desborda, con el sueño de que Canelis se convierta en la primer marca Uruguaya que financia casos de animales huérfanos sin pedir ni aceptar donaciones. 

Creo que otro modelo de cooperación es posible, sé que muchas personas como yo comparten este sueño y que todavía quedan muchísimas Canelas anónimas, olvidadas por la irresponsabilidad, que esperan una mirada atenta que les devuelva la dignidad y la oportunidad de una vida próspera. 

Gracias por ser parte, con cariño: 
Alex, el canelón fundador.